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Mari mari, pu peñi ka pu lamngen. Buenas tardes, hermanos y hermanas.

Les quiero narrar una historia. El lago de Villarrica tiene una sola isla. Su verdadero nombre es “Ayllaküyen” que significa nueve lunas, nueve lagunas, nueve gotas, nueve lagrimas. Y existe una historia de amor muy linda y hermosa de la isla que ahora les voy a relatar.

Aquí, donde nace el río Toltén, que significa piedras que suenan, venía una lamngen, una hermana, a lavar sus prendas. Un español que todos los días la veía, le hacía señas. Ella no le respondía nada. Venía otro día, le hacía señas y ella nada.

Pero llegó el día en que ella contestó su seña con una leve sonrisa. El español, que era un hombre muy valiente, se acercó. Tomó su canoa, cruzó el río, aún peligrando que los cona le podían matar. Los cona son los guerreros Mapuche.

Así, siguió viéndola por varios meses hasta que se enamoraron eternamente, perdidamente enamorados. Pero el romance llegó a oídos de su padre, quien era un gran Cacique de mucho renombre, quién tenía muchos conas.

Cuando el cacique supo que su hija estaba con un aliumanche, un hombre blanco, enfureció demasiado, envió a todos sus conas y les dijo.

- “Destruyan Villarrica. ¡Destruyan el fuerte y a quien venga por delante!”.

Así lo hicieron. Y hubo muchos muertos por ambos lados

Después llegaron los peñi donde la lamngen, y le dijeron que su amor español había quedado muy mal herido. Ella les rogó acudir a rescatarlo, suplicó mucho, porque lo amaba con toda el alma, con todo el corazón, con todo el piuke.

Le hicieron caso, esperaron la noche, atacaron directamente el fuerte, rescataron al aliumanche, el hombre blanco, lo tomaron en sus canoas y lo llevaron junto a la isla.

Allí le dejaron junto a la joven, y ella con yerbas medicinales que hay en ese lugar, por muchas semanas curó sus heridas. Pero ni por más que hizo, llegó la muerte y se lo llevó.

Ella entró en una gran pena, lloró mucho la triste lamngen, porque estaba eternamente enamorada, perdidamente enamorada. Como pudo, lo tomo, lo subió a su canoa.

Se metió al lago y se bañó, peinó sus largos, negros y hermosos cabellos. Se subió a su canoa y se internó al interior del lago para de pronto tomar un hacha y partir la canoa en dos.

Abrazó muy fuertemente al aliumanche y se quedó junto a él. Así, finalmente, también murió.

De esa manera, la encontraron sus lamngen. Y por eso, desde aquel día la isla lleva su nombre: Ayllaküyen.

Esto demuestra que el amor no tiene frontera, no tiene raza, no tiene color. El amor es más fuerte.

La primera enseñanza de este relato es la interacción que hubo entre el pueblo Mapuche y los Españoles, los cuales tuvieron una prolongada guerra. Cabe destacar que los Mapuche fueron el único pueblo andino declarado independiente por España por un tratado, donde su territorio fue llamado el Walmapu, comenzando en el río Bío Bío. En esta prolongada resistencia existió la interacción entre las dos culturas, negocios, acuerdos y romances como lo que es narrado en este relato.

La segunda enseñanza es que finalmente, en el amor no existen barreras. es así como diferentes etnias en el planeta se han ido mezclando.

El relato presentado, no corresponde a un Epew propiamente tal, sino más bien a una narración del mestizaje y convivencia entre Mapuche y Españoles.

Epew perteneciente a la cultura Mapuche, relatado por Don Pedro Mora Curilef.